domingo, 20 de junio de 2010

Anecdota

Había tres niños por delante de mi en la cola para pedir. uno de ellos esperaba apartado, e iba vestido de manera muy peculiar. Los otros dos, con casi la misma altura y con un cuaderno pequeño a cuadros, le decian torpemente a la dependienta una cantidad de helados tremenda, asi que deduje que serían de un cumpleaños o algo así. Pero lo que me hizo gracia de la situación es que ambos niños acertaban a decir las cosas casi al mismo tiempo, haciendose como un eco, un coro de dos voces que decían lo mismo al mismo tiempo. Y al darse cuenta de que estaban hablando los dos, callaban, y luego continuaba el primero de los dos, a fin de terminar la frase inacabada.
No pudo sino hacerme gracia la situación, y aunque no me reí (hubiese sido muy desconsiderado por mi parte) decidí contar la tonta anecdota en el blog.
Algun día esos niños serán más mayores y pensaran en otro tipo de cosas para llevarse a la boca, y no se trabarán para pedir en una hamburguesería. Siempre que veo niños, imagen que ahora me enternece ( una teoría de esas de mi padre afirma que todos los niños estamos diseñados para gustar y enternecer) y que pienso (como una verdadera idiota) uyyy que monos.... me pregunto que serán de mayores. si serán buenas personas y si tratarán bien a los demás. A veces me gustaría influir en sus vidas para bien. Hacerles pensar, y en un breve encuentro, marcar sus vidas para mejor, con algo que no olvidasen y que pensasen antes de actuar, pensando en hacer siempre lo correcto. Dejarles en sus pequeñas mentes una versión de mi, que idealizaran con el tiempo, y a la que quisiensen parecerse de mayor. Fantasías que no suceden.
Pero es en lo que pienso cada vez que los veo.


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